El veintiséis de septiembre de 1.898, se inició el traslado de los restos del almirante Cristóbal Colón desde la Habana a Sevilla. La crónica de los hechos queda fielmente reflejada en el Boletín de la Real Academia de la Historia, tomo 34, del año 1.899, cuyo vínculo a la biblioteca Cervantes con el texto literal, adjunto al pie de esta aportación.
En ese relato, concretamente en el documento II, la Copia del acta levantada a requerimiento del Excmo. Sr. Duque de Veragua y el señor Alcalde de Sevilla, para hacer constar la llegada, recepción, entrega y sepelio de los restos mortales del primer Almirante de la Armada Española, descubridor del Nuevo Mundo y Virrey de las Indias, D. Cristóbal Colón, etc., etc.., en Sevilla, á 19 de Enero de 1899, aparece como representante del Cabildo Catedralicio el canónigo D. Antonio de Alarcón y Ariza, esto es, nuestro tío Antonio el canónigo en términos familiares, quien, según reza el acta, recogió la llave de la caja que contiene los restos del Almirante, dando gracias en nombre del Ilmo. Sr. Deán y Cabildo por la honra que se les dispensaba al hacerlos depositarios de tan estimables reliquias, y rubricando con su firma el citado documento de recepción.
Como dato curioso, y reflejando una vez más el capricho de la Historia, en el acta relativa al examen del nicho que contenía los restos mortales de Cristóbal Colón en la Santa Iglesia Catedral de la Habana, de veintiseis de septiembre de mil ochocientos noventa y ocho, figura como uno de los firmantes y testigo de la apertura del sepulcro el por aquel entonces arquitecto del Estado. Su nombre: D. Adolfo Sáenz Yáñez. No deja de ser un hecho relevante que, si quiso el destino que el apellido Yáñez estuviera unido para siempre al viaje que otorgó la gloria al almirante (si bien algunos mantienen, no sin cierta ironía y algo de petulancia, que América fue descubierta por dos Yáñez y un tal Colón…) lo estuviera también, cuatro siglos después, en la última travesía del ¿genovés?, y que ésta fuera rubricada en destino por un tío carnal de nuestra abuela Carmen Polo, origen más tarde, como todos sabemos, de una prolija descendencia que sigue perpetuando nuestro apellido.
En ese relato, concretamente en el documento II, la Copia del acta levantada a requerimiento del Excmo. Sr. Duque de Veragua y el señor Alcalde de Sevilla, para hacer constar la llegada, recepción, entrega y sepelio de los restos mortales del primer Almirante de la Armada Española, descubridor del Nuevo Mundo y Virrey de las Indias, D. Cristóbal Colón, etc., etc.., en Sevilla, á 19 de Enero de 1899, aparece como representante del Cabildo Catedralicio el canónigo D. Antonio de Alarcón y Ariza, esto es, nuestro tío Antonio el canónigo en términos familiares, quien, según reza el acta, recogió la llave de la caja que contiene los restos del Almirante, dando gracias en nombre del Ilmo. Sr. Deán y Cabildo por la honra que se les dispensaba al hacerlos depositarios de tan estimables reliquias, y rubricando con su firma el citado documento de recepción.

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